Me desperte a las seis de la mañana. Estuve regando y como a veces me pasa en el jardin... mis amigos los colibries: han querido que los bañara con el aguita de la manguera: asi que tres de ellos, se colocaban debajo y salian y entraban de ese chorro de agua, que sale calentito (¡una caracteristica de esta casa que parece tener aguas termales!).
Mi Pri pri (un tordo chaqueño) que canta como los dioses y me arrastra el ala en un baile similar al de las aves de paraiso, ha sufrido un accidente en su patita, prefiero creer esto a pensar que con tremenda maldad mi empleada haya podido hacerlo: (¡destrozarle la patita hasta dejarle la misma casi colgando!).
Esto me pone mortalmente triste... y ayer comence a rezarle el rosario a San Antonio de Padua que queria tanto a los animales! como aconsejaba Poldy Bird durante nueve martes seguidos... A ver si consigo ese imposible... verlo pronto recuperarse.
No quisiera tener a ningun pajarito enjaulado... pero no consigo hacerlo entender a mi marido que quiere ser el dueño de a Libertad de esos animalitos indefensos.
A veces pienso que esos que quiere atrapar son sus sueños... sin alas, rotos cuando era chico y se sintio desamparado.
Aunque sin duda aqui el clima es bastante caluroso: tanto como para haber atrapado dos en mis jaulas, que los pobres han entrado por su propia voluntad buscando refugio agua y comida, ¡en el verano que en general llega a temperaturas de hasta 50 grados!.